Proyecto Abecedario #11: K de Komsomolsk

Esta vez sí, he conseguido recuperar el timing establecido inicialmente y me he dado solo 2 semanas para la letra K. Para buscar la palabra, me aventuré en la librería de segunda mano Re-Read, y allí encontré un diccionario enciclopédico. La palabra que escogió el azar fue Komsomolsk. La definición, según el mismo diccionario, era la siguiente:
Komsomolsk: «Ciudad rusa de Siberia oriental, sobre el Amur; 170.000 h. Puerto fluvial; conatrucciones navales; metalurgia».
Tras investigar, resultó ser mucho más, y todo lo que descubrí no precisamente agradable. Para compartir parte de esa información con vosotros, he decidido que una de las tres piezas sea una especie de documental en el que recojo las anotaciones que hice sobre la ciudad, aunque hay muy poca información en internet. Mi fuente principal ha sido este interesantísimo artículo de James Robb.
Ahí va, sin más dilación, lo que he sacado de Komsomolsk, en el mismo orden en que salió de mis manos:
POEMA
«Por favor,
no desmontes este puzzle.
He dedicado
toda mi vida a montarlo».
El operario de limpieza
pasa una vez al mes
por el desván
y quita el polvo
a los ciento cuarenta y siete puzzles.
Después, cierra la puerta
y se va a casa
a hacer el suyo.
TEXTO
Un avión militar fabricado en Komsomolsk probablemente esté sobrevolando Ucrania en estos momentos. El lugar donde se fabricó ese avión, donde los metales se fundieron y abrazaron su estructura, fue construido a su vez por víctimas de una guerra; presos políticos forzados a soportar las inhumanas condiciones de vida de Siberia, con inviernos por debajo de los -20 ºC, para levantar prácticamente de cero toda una ciudad industrial que todavía hoy en día se yergue junto al río Amur. Paradójicamente, las aguas que se deslizan junto a esa ciudad fundada sobre la muerte llevan el nombre de Cupido. Eros y Tánatos, de nuevo. Cientos de miles de rusos y japoneses, prisioneros de guerra la mayoría, perdieron la vida mientras Komsomolsk nacía, crecía y se hacía fuerte entre sus propias manos.
Hoy un avión nieto de esas muertes provoca nuevas muertes y destruye una ciudad, que se hunde bajo las ruinas igual que los cadáveres que ya nunca serán hallados, bajo un hospital ginecológico de Komsomolsk, en el que hoy nacen criaturas que mañana fundirán metales que abrazarán aviones que arrasarán ciudades. Hoy, desde aquí, desde el sol y la playa ardiente, una quisiera romper el círculo, elevar la temperatura de Komsomolsk y hacerla habitable, convertir los metales fundidos en robustos puentes que se mezcan sobre el Amur, en esqueletos de edificios nacientes que reconstruyan las ciudades agonizantes. Pero, claro, una no puede hacer eso.
Una solo puede escribir, y esperar a que el corazón deje de temblar, y mirar a los vencejos volar en círculos bajo el sol.
DOCUMENTAL BREVE
Reflexiones sobre el proceso
Estoy contenta, sobre todo, por haber sido capaz de cumplir con el plazo. Aunque también hay que decir que estoy de vacaciones, y eso ayuda. Es curioso, porque lo primero que me salió, el poema, poco o nada tiene que ver en el fondo con Komsomolsk, pero partió de una reflexión sobre la necesidad de conservar aquello que nos ha costado esfuerzo, o incluso la vida (en el caso de los edificios construidos por los prisioneros rusos de la ciudad). Sobre la importancia que puede tener algo que desde fuera podría parecer absurdo. En cuanto al texto en prosa, es mi pieza favorita de esta letra, y realmente sentí que me salía de muy hondo al escribirlo. Por último, el documental nació de la necesidad de compartir con quien siga el proyecto una parte de la información que encontré sobre Komsomolsk, ya que me pareció profundamente interesante, inquietante y muy poco conocida. La imagen escogida pretende generar contraste, reflejar mi pasmo al enterarme de esta terrible historia desde la comodidad de mi ciudad soleada, llena de supermercados y de escaleras mecánicas. Tal vez el resultado no sea todo lo impactante que pretendía, pero bien, tal vez en el futuro la idea pueda desarrollarse más. En general, estoy contenta de haber vuelto a encauzar el proyecto, y espero seguir «portándome bien».
¡Gracias por leerme!
P. D. : Ahora vienen, eso sí, un par de semanas de merecido descanso veraniego, así que reactivaré el proyecto a la vuelta. ¡Felices vacaciones!